LA EFICIENCIA DEL MINISTRO CONGRESISTA
Dice la actual constitución política en su artículo 92, que la función del congresista es de tiempo completo y que está prohibido desarrollar cualquier otro cargo durante su periodo de elección. Sin embargo el mismo artículo señala más adelante la excepción para el cargo de Ministro de Estado.
A lo largo de los últimos años nuestro país ha sido testigo de varios congresistas que a su vez, han sido nombrados Ministros de Estado por el Presidente de turno, dejando en desventaja al poder legislativo.
Los 3 últimos gobiernos democráticos han tenido en sus gabinetes a miembros del parlamento nacional. En el periodo de Alejandro Toledo fueron ministros los congresistas Carlos Ferrero, Luis Solari, David Waisman, Juan Ramirez Canchari, Doris Sánchez, Ana María Romero, Jesús Alvarado, Glodomiro Sánchez, Fausto Alvarado y Eduardo Salhuana, éste último único representante de la región Madre de Dios.
En el segundo gobierno de Alan García se pusieron el fajín ministerial los parlamentarios electos: Jorge del Castillo, Javier Velásquez, Nidia Vílchez, Luis Alva Castro, Mercedes Cabanillas y Aurelio Pastor.
En la actual gestión hasta el momento han sido nombrados ministros por Ollanta Humala los congresistas Daniel Mora, Ana Jara, José Urquizo, Fredy Otárola y Carmen Omonte.
La labor de un congresista más allá de su función fiscalizadora es la representación hacia la región donde fue elegida. Los congresistas tienen la obligación de viajar a sus regiones y recoger las distintas demandas y denuncias que la población tenga para poder canalizarlas a través de los distintos órganos gubernamentales; pero eso no es todo, también debe de hacer el respectivo seguimiento para cumplir con las expectativas de su población.
El Parlamento asigna un presupuesto para esta función que lamentablemente no es cumplida como debería de ser, a ello le sumamos que debido al compromiso ministerial que asumen varios parlamentarios sus regiones quedan abandonadas en materia de función representativa, no obstante muchos de estos señores ministros se acuerdan de la representación sólo al momento de cobrar como se revelo anteriormente en el caso de Ana Jara y de otros exministros, una verdadera estafa al pueblo.
A mi criterio un congresista no debe cambiar la función congresal por un Ministerio, debe de dedicarse íntegramente a la labor por el cual los ciudadanos de su región lo eligieron.
La constitución indica que un Ministro de Estado no puede ser elegido congresista, pero a su vez permite que un congresista si sea elegido Ministro, y como el cargo de congresista es irrenunciable, necesariamente seguirá representando a su región aunque de una manera etérea.
Existen regiones que son representadas sólo por 2 o 3 congresistas, como el caso de Huánuco y la ministra Omonte, que al ser parte del gabinete se olvida de las labores para con su región.
Talvez sea la falta de verdadera representación en las regiones el motivo de que los congresistas no son vueltos a elegir por su población.